Tras los problemas climatológicos el pasado 18 de octubre, la tan exposición «Luz Natural» de Iván Cantos ha sido recientemente reinaugurada en el Espacio Creativo La Salle.
Iván Cantos, talentoso escultor y pintor, compartió su perspectiva única sobre su obra, destacando la atención consciente a los métodos y materiales utilizados en sus tallas de madera policromada. Su enfoque deliberado en resaltar lo material y el contacto tangible con la madera y la pintura es una declaración audaz que busca reivindicar la sensualidad de la experiencia visual por encima de los conceptos abstractos.
El artista reflexionó sobre la intensa relación entre el yo y el ello que busca expresar a través de su proceso creativo, tallando y pintando para crear objetos de arte que van más allá de representar imágenes concretas. En lugar de simplemente reflejar, Cantos busca la esencia misma de la obra como un objeto de arte en sí mismo, una acción y una intención última que celebra la materia pura y la sensación pura.
En sus esculturas y pinturas, Cantos persigue un «sensacionismo», una invitación a los espectadores a sumergirse visualmente en la obra, a «beberse con los ojos» la pintura y la forma. Su enfoque en la vida desbordada de sus creaciones, aparentemente detenidas pero vibrantes, invita a contemplar la obra de arte como un objeto vivo, interactuando con la vida sin necesidad de instrucciones de uso o soportes externos.
El artista también abordó la dirección actual del arte contemporáneo, cuestionando la carrera por la atención inmediata y destacando la importancia de valores como la paciencia, el tiempo y el silencio del estudio en el proceso creativo. Cantos expresó su aprecio por la quietud y la contemplación que sus esculturas ofrecen, presentando una cierta indiferencia hacia lo reflejado y destacando la objetualización del hecho físico de representar a través del trabajo en una materia viva.
En última instancia, Cantos concluyó que el arte debe verterse en la vida como algo siempre nuevo. Su llamado a volver a lo físico, a la fisicalidad del objeto, refleja una búsqueda de sublimación de lo tangible, recordando a los espectadores que el arte siempre vuelve a esa piel humana. El tiempo será el juez último de la profundidad y la vida de estas fascinantes obras.